31 julio 2005

Aromas


EL PERFUME (Patrick Süskind) .:: fragmento::.

...Grenouille vio con claridad que su vida ya no tenía sentido sin la posesión de esa fragancia.Debía conocerla con todas sus particularidades, hasta el más íntimo y sutil de sus pormenores;el simple recuerdo de su complejidad no era suficiente para el.Quería grabar el apoteósico perfume como un troquel en la negrura confusa de su alma, investigarlo exhaustivamente y en lo sucesivo solo pensar, vivir y oler de acuerdo con las estructuras internas de esta fórmula mágica.
Se fue acercando despacio a la muchacha, aproximándose más y más hasta que estuvo bajo el tejadillo, a un paso detrás de ella. La muchacha no le oyó.
Tenía cabellos rojizos y llevaba un vestido gris sin mangas.Sus brazos eran muy blancos y las manos amarillas por el jugo de las ciruelas partidas. Grenouille se inclinó sobre ella y aspiró su fragancia, ahora totalmente desprovista de mezclas, tal como emanaba de su nuca, de sus cabellos y del escote y se dejó invadir por ella como por una ligera brisa. Jamás había sentido un bienestar semejante. En cambio, la muchacha sintió frio.
No veía a Grenouille, pero experimentó cierta inquietud y un singular estremecimiento, como sorprendida derepente por el viejo temor ya olvidado. Le pareció sentir una corriente fria en la nuca, como si alguien hubiera abierto la puerta de un sótano inmenso y helado. Dejó el cuchillo, se llevó los brazos al pecho y se volvió.
El susto de verle la dejó pasmada, por lo que él dispuso de mucho tiempo para rodearle el cuello con las manos. La muchacha no intentó gritar, no se movió, no hizo ningún gesto de rechazo y él, por su parte, no la miró. No vió su bonito rostro salpicado de pecas, los labios rojos, los grandes ojos verdes y centelleantes, porque mantuvo bien cerrados los propios mientras la estrangulaba, dominado por una única preocupación: no perderse absolutamente nada de su fragancia
(...)
Cuando la hubo olido hasta marchitarla por completo, permaneció todavía un rato a su lado en cuclillas para sobreponerse, porque estaba saturado de ella. No quería derramar nada de su perfume y ante todo tenía que dejar bien cerrados los mamparos de su interior. Después se levantó y apagó la vela de un soplo.
(Ilustración: "Ninfa y sátiro", Watteau)

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Un libro increible! Poco más se puede decir de él. Y un gustazo releer este fragmento en tu blog (como ya dije....tienes mal gusto XDDDDDD)

12:09 p. m.  
Blogger Ana said...

asias bonica...que voy a decir yo de este libro, es mi novela favorita, espero ansiosa y recelosa la versión cinemátográfica para 2006

6:38 p. m.  

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